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Incertidumbre: reto del traductor profesional por el COVID

Como muchos profesionales independientes o empleados, el traductor profesional enfrenta hoy retos no imaginados. No exageramos al afirmar que el coronavirus SARS-Cov-2 es algo nuevo para nuestra generación, y para la generación de nuestros padres; algo que ha traído retos enormes para todo el mundo, sin excepción.

A manera de referencia de una pandemia en el siglo XX, la gripa española de 1918 es uno de los eventos sanitarios históricos de los que mucha gente habla. De acuerdo con nuestra cita de BBC:

Catalogada a menudo como “la madre de todas las pandemias”, la que pasaría a la historia como gripe española causó la muerte de entre 20 y 50 millones de personas alrededor del mundo, según cálculos de la Organización Mundial de la Salud.

Se extendió entre 1918 y 1920, y los científicos creen que fue contagiada al menos un tercio de la población mundial de aquel entonces, calculada en 1.800 millones de habitantes.

Incluso causó más muertes que la I Guerra Mundial, que estaba terminando justo cuando se desató la pandemia.

Suena terrible, y lo fue. Hoy, en el 2020 estamos experimentando un virus que se propaga rápidamente y la información fluye de un país a otro con mayor velocidad. Aun así, todavía no sabemos cuándo pasará, cuál será el saldo final de víctimas y sus efectos para la vida y economía mundiales.

La incertidumbre es cosa de todos

Vivir esta situación sin precedentes, sin punto de referencia para esta generación, afecta al traductor profesional, pero también a todo ciudadano de a pie, y nos confronta con nuestra capacidad para manejar distintas situaciones a nivel personal y profesional. Puesto que todos estamos en el mismo barco, en esta edición nos gustaría hablar para nuestros colegas traductores profesionales, traductores-intérpretes y para el resto de nuestros lectores, de un reto relacionado con el confinamiento: la incertidumbre.

La incertidumbre es uno de los desafíos que afectan al traductor profesional porque lo confronta con cuestionamientos como no saber qué sucederá; cuándo volverá a generar los recursos económicos que necesita; cuándo volverá a estar con sus colegas y sus seres queridos; si será, o no, parte de la estadística de infectados como miles de personas más, entre otros. Esta sensación es algo totalmente normal y no es exclusivo de nuestro gremio; la incertidumbre echa a andar procesos de todo tipo, desde estrés y angustia, hasta incapacidad para planear y gestionar nuestros recursos personales y profesionales. Quizás usted se pregunte, ¿qué incertidumbre puede traer esto para el traductor profesional si normalmente trabaja desde casa? La respuesta es simple: está en casa porque está confinado, no porque desee estarlo. Además, como sucede a otras personas, el traductor profesional está en casa sin saber qué piensan, esperan, planean o sufren sus clientes, lo cual incrementa su nivel de incertidumbre; y es natural que así sea. Alguien podría decir “Si no sabes, pregúntales”, pero parte de la incertidumbre resulta de que muchos clientes no responden, aunque se les pregunte. Seguramente, ellos experimentan la misma incertidumbre en sus mercados y giros. ¿Qué podemos hacer ante tal combinación de incertidumbres? Lo primero es reconocer que estamos enfrentando este fenómeno y que hay muchas variables fuera de nuestro alcance. Si el traductor profesional no controla al virus y tampoco las afectaciones para la economía y para sus clientes, entonces ¿Qué sí puede hacer?

De acuerdo con Erika Krull, profesional del área de la salud mental, la incertidumbre debe abordarse en tres principales aspectos:

El punto de vista emocional

En este entorno es importante identificar el sentimiento. Es natural sentir tristeza, ansiedad o, incluso, un dolor en el corazón. Es posible que el traductor profesional experimente ira en contra del virus o de los clientes que no le buscan … ¡Y quién no lo haría! Dar un nombre al sentimiento es esencial.

También es importante manifestar ese dolor. En cuántos entornos el traductor, el empleador o el empleado dirán “No pasa nada”, cuando la realidad es que sí pasa, ¡y pasa mucho! Por ello, hablar de las emociones que nos embargan ayudará.

Aferrarse a la esperanza, es el tercer consejo de Krull para el aspecto emocional. Aferrémonos a lo que sí tenemos porque esta será una situación temporal para todos: el médico, el obrero, el ama de casa y el traductor.

El aspecto financiero.

La autora dice que es importante no mirar el comportamiento de la bolsa o de las inversiones porque más tarde que temprano se recuperarán. Eso lo entendemos, pero en muchos casos el traductor profesional, como ocurre con muchísima gente, vive más bien al día. Por ello, el segundo consejo de la autora viene muy al caso: hablar con un asesor financiero. Este podría ser un buen momento para obtener ayuda en esta área. De igual forma, es importante no tomar decisiones emocionales sobre el dinero, más bien es esencial hacer un alto y evaluar si hay gastos innecesarios. Como otra gente, muchos en el ámbito de la traducción caímos en la tentación de inscribirnos a cursos en línea o comprar cosas para hacer la cuarentena más llevadera, ¡y es importante tener cuidado con eso!

Los cambios en el trabajo

A simple vista, podríamos pensar que el ámbito de la traducción escrita las cosas no cambiarán mucho (ese es tema para otra nota), pero para el otro traductor profesional (y nos referimos al intérprete de conferencias al que muchas personas suelen llamar traductor), el juego ha cambiado ya ante la necesidad de los clientes de comunicarse en entornos remotos usando herramientas y plataformas dedicadas para la interpretación a distancia. De igual manera, para otros profesionales los cambios en el juego profesional estarán a la orden del día, y en muchos casos no sabemos en qué dirección. Lo que es un hecho es que muchos trabajamos desde casa por ahora y eso no tiene vuelta de hoja; tendremos interrupciones; tendremos buenos y malos días como en cualquier día en la oficina, pero hay que tener un horario, una rutina, objetivos y actividades organizadas, ¡y hacer lo mejor que podamos! Por otro lado, hay profesionales que sí deben estar en un entorno de riesgo, que no pueden quedarse en casa; ellos deberán desarrollar una rutina de cuidado y aseo en su lugar de trabajo y al llegar a casa. En algunos casos, el traductor profesional de la interpretación (¡esta es una buena manera de llamarle!) ha tenido que salir durante la pandemia a apoyar a algún cliente que no puede comunicarse a distancia (quizás por cuestiones de confidencialidad o urgencia), y lo mismo ocurre con médicos, personal bancario o de supermercados, entre muchos. Finalmente, todos estamos en el mismo barco y hemos experimentado cambios en el trabajo a los que tenemos que acostumbrarnos porque algunos llegaron para quedarse.

En términos de incertidumbre un principio para concluir es “piensa que lo que ves es lo que tienes”. Es necesario centrarse en el presente, hacer una pausa y respirar; y, en esencia, centrarnos en lo que sí podemos controlar. Para aquellos que somos control freaks (y el traductor profesional suele caer en eso) hablar de control se refiere a la manera en que nosotros hacemos las cosas. Sin embargo, yendo más allá de una manera única de hacer las cosas, en un contexto de un alcance mayor, y para hacer frente a la incertidumbre, qué tal si nos referimos a aquello sobre lo que podemos planear, organizar y cambiar, solo por hoy, solo aquí. ¡Ahí puede estar un buen punto de partida!

Fuentes: https://www.bbc.com/mundo/noticias-52473180
https://familybridgesusa.org/es/consejos-para-lidiar-con-incertidumbre-coronavirus/
https://www.antena3.com/noticias/sociedad/una-cita-contigo-en-tiempos-de-coronavirus-con-laura-chica-incertidumbre_202004305eaab45c42a4c30001a4b91b.html
Photo by Mat Reding on Unsplash

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