En esta ocasión hablaremos del papel que desempeñan los expertos bilingües en el trabajo de campo, y cómo es que suelen sustituir al intérprete profesional.
Como dijimos en la entrega anterior, el trabajo del intérprete en campo se lleva a cabo, habitualmente, en entornos de actividades muy técnicas. Como dijimos, es posible que sea en plantas de manufactura o procesamiento, minas, plataformas petroleras, actividades agropecuarias, actividades prácticas de educación, hospitales, centros penitenciarios, y un sinfín de sitios, muchos de ellos al aire libre o en entornos industriales.
En esos contextos es común que el cliente recurra a una persona que tenga a la mano para que le asista en la comunicación. Es frecuente que echen mano de un técnico conocedor del campo que hable la lengua extranjera. A estas personas les llamamos “expertos bilingües”, y no tienen formación como intérpretes profesionales, son gente que conoce su área de actividad y una lengua adicional a la suya. De ahí que parezca fácil pensar en ellos para que funjan como intérpretes.
El experto bilingüe seguramente conoce su área, eso sin duda, pero no está entrenado en las modalidades de interpretación ni ha desarrollado las habilidades que permiten a un intérprete hacer su trabajo de manera fluida. El experto hará lo posible por tender el puente de comunicación y es muy común que lo haga frase por frase prolongando el proceso de comunicación. Además, dado que no está entrenado para trabajar por jornadas completas en los procesos mentales demandantes que implica la interpretación, es común que después de un rato ya no pueda concentrarse, su fluidez disminuya y le tome más tiempo tratar de comunicar las ideas.
Si bien el conocimiento técnico obra en su favor, es solo eso: vocabulario. Por lo demás, es un experto que debe dedicarse a lo suyo y permitir al intérprete ocuparse de tender los puentes de comunicación.
El costo suele ser un tema a considerar, suele pensarse que con un experto bilingüe el cliente se ahorra los honorarios del intérprete. No obstante, el experto recibe una paga por realizar un trabajo particular y ese trabajo dejará de hacerse mientras él intenta fungir como intérprete. Ahí hay un ahorro mal entendido, como también lo hay en omitir a un profesional que hará que la conversación fluya más ágilmente, que ahorrará tiempo porque tiene distintos recursos de donde echar mano para comunicar ideas y que sabe cómo participar para facilitar la interacción entre personas con intereses en común pero lenguas distintas. Digamos que en este caso aplica el dicho de “zapatero a tus zapatos”.