Lo Que Somos los Traductores
Siguiendo la misma reflexión que compartimos la semana pasada con respecto a los intérpretes, ahora queremos hablar de lo que somos y no somos los traductores.
Los traductores tendemos puentes de comunicación escrita entre personas que no leen y/o escriben la misma lengua. Generamos una versión de un texto en una lengua distinta a la lengua del documento original. Entonces, si eso es lo que somos, ¿qué no somos?
El traductor no es diseñador.
Es común que los clientes nos hagan llegar todo tipo de documentos con formatos diversos. Algunos de nosotros hemos aprendido, además de la traducción, algunas herramientas de formateo – de manera formal o a lo largo de la práctica profesional – pero no somos diseñadores.
El traductor no es una máquina de traducción.
Si bien en la actualidad contamos con muchas herramientas documentales o técnicas, los traductores no somos máquinas. Nuestro procesamiento es humano y nuestras capacidades también. Antes se pensaba que el trabajo del traductor era relajado y no sujeto a las presiones de la interpretación, pero la inmediatez actual hacen que los clientes exijan cada vez menores tiempos de entrega sin afectar calidad.
El traductor no es gestor. En el caso de los documentos oficiales, y en especial cuando se pide una traducción con firma de perito traductor, es común que los clientes esperen que el traductor les haga algunos trámites, como el apostillado de documentación.
El traductor no es una secretaria. Muchas veces además del trabajo de traducción, los clientes esperan corrección de estilo o contenido de su documento original, o un resumen del mismo. El traductor ciertamente suele detectar detalles que el cliente pudo haber pasado por alto, pero no es su trabajo corregir el documento original al cliente. Así mismo, a veces el traductor suele ofrecer servicios adicionales, y un resumen puede ser uno de ellos, pero resumir no es estrictamente la labor del traductor.
El traductor tampoco es un diccionario o experto lingüista, porque es común que la gente nos mire con suspicacia si no conocemos algún término común o técnico, o el origen de alguna palabra, y considere que si no sabemos eso quién sabe qué tipo de profesionales somos.
En fin, nuestros clientes aprenden de la mano con nosotros sobre lo que hacemos en el ámbito profesional. Es cierto que para muchos de ellos nuestra actividad es desconocida más allá de lo elemental, pero con gusto por ello empresas como Guzmán Dibella estamos para asesorarles y darles la información necesaria para la prestación de servicios de traducción.