A principios del siglo XIX, Mary Shelley (1797-1875) escribió una de las obras más leídas de la Literatura: Frankestein. La autora lleva al lector de un lado a otro de Europa mientras reflexiona sobre la ambición del hombre por ser como Dios, la venganza, el sentido de la vida y la eterna necesidad de pertenencia.
En el ir y venir de los personajes hay en esa historia una referencia directa a un intérprete cuando habla de la relación amorosa entre la joven Safie y el joven Félix y dice “Conversaban por medio de un intérprete, aunque a veces bastaba el intercambio de miradas, o Safie le cantaba las maravillosas melodías de su país.” Ésta es una de las múltiples referencias explícitas a la figura del intérprete en la Literatura desde hace ya muchos años.