¿Qué hace un intérprete de conferencias en su espacio de trabajo? Un intérprete de conferencias que trabaja en modalidad simultánea trabaja dentro de una cabina acústica que le aísla del ruido exterior y elimina, al menos parcialmente, distracciones.
Ese espacio, que mide aproximadamente lo que mide una mesa tipo tablón, en la mayoría de los casos, se convierte en su espacio de trabajo por algunas horas.
Pero, ¿qué lleva un intérprete consigo? Hace algunos años cargábamos diccionarios, como ladrillos; varios de ellos para cada asignatura. Hoy, con la ayuda de la Internet y las computadoras, podemos llevar la mayor parte de nuestro material de consulta en un espacio más reducido y con menos peso. De cualquier forma, aun cuando llevemos una computadora portátil con una conexión de banda ancha en la mayoría de los casos (para tener conexión pase lo que pase), es común cargar diccionarios, glosarios o documentos de referencia, según el tema del que se trata y el nivel de dominio que tengamos de él. Un intérprete lleva también papel, suficientes lápices o plumas por si alguna falla, una memoria USB para rescatar las ponencias, binoculares para ver a distancia las presentaciones en pantalla, una lámpara para cuando apagan la luz y algo cae bajo la silla, audífonos adicionales sin los que proporciona el equipo técnico no le acomodan, pastillas para cuando la garganta falla, una botella de agua, aspirinas para la jornada prolongada.
Disponemos todo en un espacio reducido. Sin embargo, nada de lo anterior hace el trabajo por el intérprete, son tan solo apoyos o artículos que viene bien tener a mano. La principal herramienta de trabajo es el cerebro, el oído, la voz. Una vez con todo lo anterior dispuesto sobre la mesa, el orador comienza a hablar; el intérprete comienza unas frases atrás de él; cuando la primera frase ha sido interpretada la segunda y la tercera van una detrás de la otra. Y así transcurren 4, 6 u 8 horas en el día del intérprete. El discurso lleva terminología técnica o coloquial; los participantes quieren hacer preguntas; hay cifras, siglas, nombres de personas, organismos internacionales, puestos, empresas, chistes para romper el hielo…
… y todo esto mientras una frase fluye tras otra durante 4, 6 u 8 horas. El intérprete trabaja en equipo y se alterna con su compañero cada 20 o 30 minutos; de todas maneras, mientras el otro habla hay que apoyar, ayudarle con algún término o frase que se le haya escapado y lograr, ante todo, que las personas que no habla la misma lengua se entiendan, intercambien ideas y se comuniquen con fluidez.
Acaba el día, el intérprete recoge sus glosarios, computadora, binoculares, lámpara, pastillas, plumas, diccionarios para mudarse a otro tema, a otro compañero de cabina, a otra asignatura al día siguiente. ¡Ser intérprete es un trabajo de tiempo completo!