Cuatro Cosas con las que un Traductor Debe Tener Cuidado
Si bien llevamos ya más de dos décadas en el campo de la traducción profesional, seguimos enfrentando sinnúmero de retos con nuestros clientes. Uno de ellos es transmitirles lo que hacemos y cómo lo hacemos para facilitar su comunicación escrita. Es decir, educar a nuestros clientes porque ellos no tienen la obligación de saber muchas cosas. Y considerando eso, aquí van cuatro cosas con las que un traductor debe tener cuidado.
1.- Hablar de documentos en términos de páginas
Es común de un cliente hable de sus documentos en términos de páginas, porque eso es lo que tiene ante sí. La tarea de los traductores, es sensibilizarlo de que nuestro trabajo es más en función de palabras, de contenido, que de páginas, porque eso suele ser algo abstracto para él. Lo que nos ha funcionado es, precisamente, hablarle de la gran diversidad de documentos con los que trabajamos como traductores y cómo un acta constitutiva puede diferir de una carta de recomendación. ¡Esa comparación siempre funciona!
2.- Establecer tiempos de entrega de traducción que no estén en función de confirmación del cliente
Al cotizar, los traductores siempre deben condicionar el tiempo de entrega a la confirmación para arrancar el proyecto. Una manera fácil de hacerlo es plantearlo siempre en “días hábiles una vez recibida la confirmación por escrito y sujeto a disponibilidad del traductor”, así no habrá confusiones.
3.- Cotizar una traducción con páginas muestra.
Antes de que hubiera tantas herramientas para manejo de archivos, y en tiempos en que había que recoger los documentos con los clientes para cotizar un servicio de traducción. Los traductores solíamos cotizar a mano con algunas hojas muestra enviadas por fax. Era una solución para sentar una base para el cliente. Pero hoy, que podemos recibir documentos rápidamente, es mejor cotizar una traducción con todo el documento enfrente. ¡Lo complicado o denso podría estar en las páginas que no vimos!
4.- No decir a todo que sí
En un entorno competido como el que vivimos en la traducción actualmente, los traductores podemos estar tentados a decir sí a todo para tratar de no dejar nuestro trabajo a la competencia: aun cuando no manejemos el tema, aun cuando se tenga complejidades de diseño para las que no estamos capacitados, aun cuando tengamos saturación de trabajo y honrar los tiempos de entrega esté en peligro. Un prestigio no se construye con volumen, se construye con dedicación y profesionalismo, y para ello, a veces hay que dejar pasar algún proyecto, “no podemos batearlas todas”. Mejor hagamos equipo con otras personas cuyo valor profesional conozcamos, y así no solo generaremos trabajo unos a otros, sino que los clientes quedarán más satisfechos.
En #guzmandibella tenemos otros consejos más… ¡Pero serán para la próxima entrega!